A principios del pasado mes de mayo, la Iglesia católica española presentaba y ofrecía sus datos en la Memoria 2022 con las actividades del pasado año 2020, año del Covid-19 por excelencia, con sus confinamientos nunca antes vistos ni vividos, cierres de la sede de la soberanía popular y dos estados de alarma declarados inconstitucionales, el año con diferencia más dramático de la historia reciente, en la existencia de muchísimas personas y también en la vida de la Iglesia universal y de la española en particular.
Y es que no solo se clausuró el parlamento, se cerraron, guarderías, escuelas y templos. Muchas personas sin hogar, tuvieron que ser reubicadas en espacios públicos alternativos como deportivos etc…
Otras tantas que vivían en soledad, necesitaban comer diariamente y la urgente y perentoria necesidad de que alguien les llevara raciones de comida cada día, de ahí la inestimable auxilio y ayuda de los comedores sociales en las parroquias.
También había otras que sin embargo sus necesidades eran, poder contactar con alguna persona con la que hablar y expresarle sus preocupaciones, tristezas, angustias y esperanzas.
Muchas personas mayores morían solas en las residencias, pues estaban aisladas y no se les permitió asistencia en los centros sanitarios, ni visitas de familiares y amigos, algo verdaderamente inhumano y cruel, aparte del posible ilícito penal.
Los profesionales de la sanidad, personal subalterno y capellanes de los establecimientos sanitarios, se contagiaban, enfermaban y morían, pues no se les habían dotado de la mínima protección, salvo contadas excepciones y debían hacerlo con bolsas de basura a modo de EPIs, para ejercer su oficio, cundiendo la alarma de quiénes, les iban a reemplazar en tan fundamental cometido, toda una insensatez irracional y posiblemente punible.
Luego estaba el problema de los inmigrantes con economía más que precaria, o que habían sido despedidos por el cese de actividad laboral no esencial y la clausura y cierre de sus puestos de trabajo.
En los monasterios de clausura, su artesanía no era factible ni operante, dado que ya no recibían visitas para adquirir sus productos y exquisita repostería.
Y los datos están ahí, tan inmutables y fríos como sus tumbas, el año 2020 hubo en España 75.000 defunciones más que en 2019, así como un total y a la baja de 150.000 muertes, atribuidas al coronavirus y su presión sanitaria.
Todo un cambio de paradigma, pues ante esta nueva situación la Iglesia hubo de reinventarse tanto en su logística pastoral (reuniones y catequesis online, apostolados, asambleas y ultreyas digitales, eucaristías por internet), así como un sin fin de actividades sociales. Fue un reto creativo para una Iglesia en pandemia, dado que el impacto del coronavirus fue más alto, en las personas mayores, que son las que más trabajan y más cercanas estan en la acción social de la Iglesia.
Específicamente relacionadas con el coronavirus, las diferentes entidades de Iglesia en España crearon 680 nuevas acciones que el año 2019 no existían:
– 359 acciones asistenciales: teléfonos de ayuda, redes de reparto de comidas, cesión de espacios, emergencias por los ERTES, visitas a ancianos…
– 175 acciones pastorales: catequesis online, teléfonos de oración y escucha, sistemas de formación… (no se incluyen los cientos de parroquias que, simplemente, ofrecieron misas y oraciones en YouTube, Facebook, etc…)
– 89 proyectos sanitarios: espacios cedidos, reparto de material sanitario (mascarillas, EPIs, etc…), y servicios de capellanes 24h, entre otros.
– 57 proyectos culturales: procesiones virtuales de Semana Santa, conciertos y cine online, espacios parroquiales cedidos para acciones educativas, donativos para ordenadores (para que niños puedan recibir clases online)…
En total, la Iglesia ayudó en 2022 con asistencia social y caritativa a 4 millones de personas a través de 9.222 centros. El año anterior de 2019, sin las restricciones de pandemia, fueron también un poco más de 4 millones de personas en 9.119 centros.
La Memoria clasifica estos centros en dos grandes
grupos:
– 976 centros socio-sanitarios dependientes de las instituciones de la Iglesia. Son casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad, hospitales, ambulatorios y dispensarios. En 2020 atendieron a 1,16 millones de beneficiarios.
– 8.246 centros socio-asistenciales (ayuda a inmigrantes, mitigar la pobreza, rehabilitar de drogas, ayuda a la vida y la familia, promoción laboral, ayuda a la mujer, etc…) que en 2020 atendieron a 2,8 millones de personas.
La Memoria calcula (con la ayuda de la consultora PwC) que la actividad asistencial de la Iglesia ese año se puede valorar en casi 590 millones de euros, “un presupuesto mayor que la tercera comunidad autónoma en el ranking de gastos de actividades asistenciales”.
Cáritas en 2020 aportó el trabajo de casi 81.200 voluntarios y 5.300 trabajadores, en 5.400 centros y servicios. Ayudaron directamente a 2,8 millones de personas.
Manos Unidas trabaja impulsando proyectos de desarrollo en 53 países: sus 6.300 voluntarios ayudaron a hacer posibles 807 proyectos internacionales, que ayudaron a más de 6 millones de personas (por ejemplo, excavar un pozo puede beneficiar a pueblos enteros).
El tamaño de la Iglesia
Desde 2007, la Iglesia española se esfuerza por ofrecer una Memoria anual de actividades más detallada, incluyendo no sólo lo asistencial sino lo pastoral. Cada vez incluye más datos, que revisa la consultora PwC. En 2007, cuando cambió el modelo de asignación tributaria, se informaba sólo de 77 indicadores; en esta Memoria sobre 2020 se recogen 392 indicadores.
Por ejemplo:
– Los sacerdotes, religiosos y seglares dedicaron en 2020 más de 41 millones de horas a la actividad pastoral de la Iglesia: acompañamiento, catequesis, formación o celebraciones.
– La actividad educativa que desarrolla la Iglesia, en 2.419 centros concertados supone un ahorro al Estado de 3.895 millones de euros y da servicio a más de un millón y medio de alumnos. En estos centros trabajan 133.770 personas, de los que 108.920 son docentes. En esta categoría, la Iglesia sostiene 423 centros de educación especial que atienden a 40.118 alumnos.
– En 2020 eligieron la asignatura de religión 3,2 millones de alumnos, atendidos por 40.000 profesores de religión.
– 15 universidades vinculadas con la Iglesia dan clase a casi 122.000 alumnos.
– La Iglesia dedicó en 2020 más de 52 millones de
euros a 471 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación del patrimonio. En los últimos 8 años ha empleado 511 millones de euros en el cuidado y conservación del patrimonio.
– las cifras de los sacramentos en 2020, marcadas por los confinamientos y cierres, no son representativas de un año normal: la Memoria de 2020 contabiliza unos 100.000 bautizos, 162.000 primeras comuniones, casi 80.000 confirmaciones, 12.000 matrimonios y casi 30.000 unciones de los enfermos.
Clero e iglesias católicas en España (Memoria sobre 2020)
70 diócesis (69 territoriales y 1 castrense)
119 Obispos
16.568 sacerdotes
506 diáconos permanentes
87 catedrales
22.988 parroquias
639 santuarios
2.455 voluntarios en pastoral penitenciaria
1.066 seminaristas
90.888 catequistas
40.118 profesores de religión
8.436 monjas y monjes de clausura
10.629 Misioneros
528 Familias en misión
4.741 cofradías con más de un millón de cofrades
408 institutos religiosos y sociedades de vida apostólica en 4.493 comunidades:
– 301 congregaciones femeninas
– 107 masculinas
27.006 religiosas y 8.501 religiosos
735 monasterios con 8.436 monjas y monjes
En 2020 los españoles colaboraron con la financiación de la Iglesia a través de la crucecita del IRPF con 207 millones de euros, 16 millones de euros más que el año anterior (incremento del 5,6%).
Este dinero se repartió así:
– seguridad social de 16.000 sacerdotes diocesanos: 23,8 millones de euros
– aportación especial a las Cáritas diocesanas; 6,5 millones de euros
– centros de formación eclesiales: 5,3 millones de euros
– 44 proyectos de construcción de templos y 427 de rehabilitación: 4,2 millones de euros
– comunicación y transparencia en Conferencia Episcopal: 5 millones de euros
– retribución de obispos: 2,3 millones
– gastos de funcionamiento de Conferencia Episcopal 2,6 millones
– aportación a la Confer (Conferencia de Religiosos): 1,1 millones
Juan Manuel Góngora Ramos
Periodista